Esta salida fue una de esas en las que uno sin programar demasiado puede llevarse una grata sorpresa.
Luego de una semana ardua llena de exámenes, y con casi incontenibles ganas de caminar por alguna montañita, cerro ó cuesta, me embarqué,
una vez mas, con la propuesta de mis amigos del grupo Fugate. Siempre abriendo caminos nuevos y/o poco transi
tados, nos proponían ir a unas sierras riojanas. Sierras, La Rioja, cóndores, promesa de buen viaje, todos fueron determinantes a la hora de decidirme (tardé alrededor de 3 minutos en hacerlo).
1° dia, viernes
EL punto de encuentro fue el barrio de Nuñez, lugar absolutamente poco habitual para emprender un viaje! Fue reencuentro con "viejos" amigos viajeros. Nico, Jorge, Chechu y mi amigo Mandryl. De inmejorable humor, con mates de por medio, arrancamos hacia el objetivo.
El grupo de trekking: 6 personas: Nico, Chechu, Delfi, Pato, Marce y yo.
2° dia, sábado
Amanecimos en la ciudad de Córdoba y desayunamos en una estación de servicio de La Falda, en pleno valle de Punilla. Muchos recuerdos pasaron
por mi mente en esa ruta. Con una pasajera más, nos fuimos a destino final: la ciudad de Chamical, en la Rioja. Imaginaba algo desértico el paisaje, pero fue una grata sorpresa encontrarme con las sierras, de los Llanos y de los Quinteros.
En Chamical nos separamos del grupo que iba con destino a Talampaya, y nos fuimos hacia las sierras en una camioneta de gente del lugar. A partir de ahí fue todo una gran incógnita. No sabía del lugar, de los horarios, de nada...Camino de asfalto primero, de tierra luego, llegamos a la Posta del Cóndor, en el medio de las sierras.
Ese sería nuestro punto de partida de la caminata real. Dejamos en el camino muy bonitos paisajes y algún embalse (foto de arriba) con punto panorámico para tomar buenas fotos.
Almorzamos en la posta, para luego encarar los primeros pasos en busca del lugar de
acampe, y del tan mencionado Mirador de cóndores. Unido a un grupo pequeño de cordobeses llegamos al atardecer, horario "pico" de avistaje de cóndores andinos.
El mirador dá a un hermoso acantilado, desde
donde puede verse gran parte de la sierra y algunos cóndores volando. Nos quedamos allí un buen rato disfrutando (por lo menos yo) del espectáculo de vuelo de estas aves!
El día nos regaló un atardecer colorido, y cuyas imágenes serán difíciles de borrar de mi memoria!
Para la cena nos esperaba alguna buena opción del chef de montaña, el siempre efectivo Pablo. Esta vez fueron unos fideos con salsa de hongos y tomates (deliciosos!), acompañados como siempre por unos buenos vinos tintos, y de postre fondue de chocolate, con licor incluido del cual fuimos partícipes todos y que nos "alegró" la noche. Una cena super divertida que culminó en una caminata nocturna hacia el mirador para ver las luces del pueblo de Olta desde la sierra. Con linternas apagadas y varios tropezones cerramos la noche de inmejorable humor!
Mi compañerito de carpa: Nico.
3° día, domingo
Desayuno fugate con los mates de Pablo en la carpa. El objetivo del día sería llegar a horario a un punto de encuentro ("x") a comer chivito a la parrilla. Camino de poco/nulo esfuerzo, por momento me hizo recordar al Tres Picos. Estábamos en la parte más alta de las sierras y el paisaje era espectacular. Fotos aquí y fotos allá. Le agregué el condimento musical a la marcha, que pude disfrutar muchísimo. Mis compas del fondo de la fila: Nico y Marce. Parecía que el guía local, Jorge, estaba apurado, ó esa fue mi impresión.
En el camino encontramos algunas vacas y agua (agua!) para llegar a destino justo a la hora del almuerzo (un poco tardío). Una imagen de no creer. En el medio de la nada, o mejor dicho de las sierras, había un hombre con una parrilla, sobre la cual reposaban dos chivitos a punto caramelo esperando por nosotros. Creo, un lujo que pocos podemos darnos!
De más está aclarar que apenas dejamos los huesos, y botellas
vacías de vino riojano (muy bueno). Luego imitamos a las vacas y reposamos tranquilos sobre lo que encontramos, disfrutando del paisaje y del buen humor reinante del grupo. Panza llena, corazón contento. Nunca más adecuado!
Luego buscamos lugar de acampe, y luego con mates de por medio pasamos el atardecer armando el campamento. La noche se presentó muy clara, super estrellada, calma y fría. Fue una grata sensación sentir el aire frío de montaña. Es una que me genera paz y tranquilidad.
Con la oscuridad ya presente , tuve un momento inolvidable mirando las estrellas, apoyado en una piedra, escuchando algo de mi música. Uno de esos momentos que son irrepetibles.
Fogón, cena, rueda de chistes y anécdotas coronaron una noche mas que apacible. Dormimos bien.
4° día, lunes.
Feriado! Los mates de Pablito nos despertaron en la fría mañana de la sierra. De
bíamos caminar bastante ese día y partimos relativamente temprano. Un poco de
camino en plano, para luego sí encarar un largo, larguísimo camino hacia "abajo". Un sendero muy bien marcado que me recordó al del Uritorco. Mucho verde y rojo. Mucha vegetación. Algún que otro cóndor dando vueltas. Todo todo "para la foto"! Largas 5 hs de caminata fueron el punto final de nuestro trek de fin de semana de agosto.
Del pueblo de Santa Lucía hasta Chamical nuevamente para reecontrarnos con la otra parte del grupo, y volver a casa.
Con ataques verborrágicos por parte de todos, el camino nos dejó en Córboda muy rápidamente, y la cena nos encontró en Bell Ville. Dormitamos con buena música, y llegamos a casa en la madrugada del martes....
Un viaje inolvidable, con buenos paisaje, buena comida, buen vino, con amigos viejos y nuevos, con excelente humor. Soprendido gratamente por la provincia de La Rioja, recomiendo a todo aquél lector esta aventura de 3 dias.
Y.. objetivo cumplido: volví con las pilas recargadas al 200%.
Chino, Christian.