domingo, 30 de noviembre de 2008

Al fin, Mulas!

Plaza de Mulas, en el parque provincial Aconcagua, era uno de esos lugares que ansiaba conocer. Había estado tan cerca unas veces y nunca llegué a ella. Esta vez, un viaje fugaz y casi inesperado, sin muchos planes previos, la pude conocer.

Partida.
Salí de casa rumbo a Retiro a las 6 de la tarde. Abordé el bus a las 19 y unos minutos mas tarde ya estaba, una vez mas, rumbo a Mendoza. Tratando de armar algun plan para el trek, y con el buen augurio de amigos, el viaje duró menos de lo aparente.

Buscando Confluencia.
Llegué a Mendoza y luego de un par de vueltas en la terminal, pude tomar el bus de Uspallata rumbo a Horcones. Armé una especie de lunch para la primer caminata. Me bajé en la entrada del parque, donde tramité el permiso de trek largo. Tenía 7 días libres dentro del parque. Sabía que no me quedaría tanto, y además, estaba ansioso por llegar alto.
La temporada recién arrancaba, por lo que no habia muchos andinistas todavía. Lo confirmé llegando al campamento. Había algunas compañías sin servicio, y pocas personas en él. El camino se presentó un tanto diferente a lo que yo conocía. Todavía se encuentran hielos y las laderas de las montañas lucían verdes y frescas. Hasta se percibía olor a flores! Los ríos, mas caudalosos y ruidosos. Las piedras, las mismas.
Luego de 2 hs de marcha llegué a Confluencia y por cosas de la vida me encontré con Gonzalo. Fue mi guía en la aventura de raquetas en Las Vegas. Además, el afamado Laqui también me recordó de semana santa con apellido incluido. Cómo no quedarme con ellos!! Me acomodé en la misma carpa que había estado, y conocí a los muchachos que estaban de trek como yo. Los del fototour cordobés. 3 personajes y buena compañia. Exquisita sopa, un delicioso plato de fideos con estofado y pionono con chocolate obligaron a ir a descansar a los domos.


Directo a Mulas.
Me desperté sin alguna desición tomada. Por consejos de medio mundo debería quedarme en Confluencia al menos un día para aclimatar el cuerpo a la altura. O un ida/vuelta a Plaza Francia. Decidí salir temprano para Mulas. La mayor parte de la gente en el campamento iría a Mulas, y a mi me venía muy bien tener compañia en el trayecto. Los chequeos médicos estaban OK, y no habría problemas en subir.
Salí poco despues de la 8 hs, un poco despúes del grupo de San Nicolás (simpáticos muchachos), y un poco antes que los del fototour. El camino estaría poblado, por lo que no me precocupé por caminar sólo. Sabía que estaba enfrentando un duro camino.
Luego sabría que me resultaría difícil como ninguno. Casi 10 hs de marcha. Aproximadamente 27 km. Poco menos de 1000 mts. de ascensión. Números del día. Inmensidad, belleza, soledad, valor, perseverancia y fortaleza. Fueron palabras que fueron sonando dentro mío hasta mi llegada. Playa ancha, Ibañez, Colombia, Cuesta brava. Puntos que fui pasando hasta llegar a destino final.
Fue duro, muy duro. Me emocioné al llegar. Pude llegar.


La estadía en Mulas.
Opté por quedarme con la gente de Inka. No tenía muchas opciones, y además no había diferencias con otras. Luego de una merecida siesta después de tanto trajín, nos reunimos en el comedor para la cena. Menú: sopa (cuándo no), Carne (de mula supusimos) con papas asadas y postre peras con chocolate. Compartí la mesa con una parejita de ingleses muy simpáticos con su guía porteña. Además, 3 franceses con intensión de cumbre en un par de días, y 2 austríacos que habían hecho cumbre durante la mañana. Estaban celebrando ellos, y todos fuimos parte de su (íntimo) festejo. La empresa los agasajó son una botella de vino y una de champagne, que supieron compartir con todos nosotros!! Yo, con mi cuerpo cansado y la mente no funcionando a pleno, pude hacer funcionar mi chip inglés y fue divertido e inolvidable para mí. Por un momento quise preguntar sus nombres... pero para qué? Qué diferencia habría? Mejor no. Y en mi memoria quedarán: 2 austriacos, 3 franceses, 2 ingleses.
El cielo estaba infinitamente poblado de estrellas. El frío y el viento hicieron que me fuera a dormir temprano a reponer fuerzas.
Luego de 11 hs. de intenso sueño fui despertado por el ruido del helicóptero que algún transporte hacía. Desayuno con mejor humor, con ingleses y austríacos. Mi cerebro funcionaba nuevamente! Me encontré caminando con gente de San Nicolás y un cordobés que me decían que volvían ese mismo día hasta Confluencia.
Luego del control médico, con valores más que buenos para esta altura y con el cuerpo descansado a medias, decidí volver con gente en el camino. Partí poco después de las 11 de la mañana.
Sabía que la vuelta en bajada sería más rápida. Y así fue.



Mi bolsa de dormir.
Mi querida Peak, de -15°c hasta ahora me acompañó muy bien. La primer noche en Confluencia cumplió bien su función (su única función) de abrigarme durante la noche. Mostraba señales de poca vida en su cierre lateral. Y ocurrió cuando menos debía: en plaza de Mulas, a 4300 msnm!!
Por suerte no pasé mucho frío a pesar de que Sí hacía mucho frío! La noche en Confluencia prometía frío. La siempre noche fría en Confluencia fue más fría! En cualquier empresa capitalista sería despedida. Tiene una sóla función, y la hace muy mal. GRRRRR. -15°c DENTRO DE LA BOLSA!!!



La bajada.
La disfruté muchísimo. A pesar de los 27 (!!!!) km, a pesar las incontable cantidad de piedras que pisé, del viento fuerte y frío que reinaba. Pude tomar más fotos y disfrutar del paisaje que me envolvía. Llegué a Ibañez en 2 hs y fue mi punto de almuerzo. Y me esperaba la larrrrrrrga Playa Ancha. Sentí la inmensidad del valle del río Horcones superior. El cerro Dedos. El cerro Mirador. El Tolosa. Enfrente, el Almacenes. Y otros que no reconozco ni por nombre.





It Feels like home!
Confluencia otra vez. Me siento como en casa. La tercera noche fue en casa. Objetivo cumplido. Conocí Mulas. Caminé sólo. Hablé conmigo mismo. Disfruté del paisaje. Vencí al cansancio y gané el desafío de llegar a Mulas. Agradezco al Aconcagua por recibirme. A la gente que conocí por acompañarme. Y a Dios por darme la chance de estar ahi :)


1 comentario:

Unknown dijo...

Lograste transmitir la emoción del viaje en tu relato, Chino.
Y la verdad me alegro muchísimo de que hayas ido. Me alegro mucho más de que la montaña más difícil que subiste no era ninguna de las que se presentaban añejas sobre el suelo mendocino, sino una de esas que cada uno lleva consigo mismo.
Me alegra mucho también haberte visto tan contento a tu regreso.
Chino, un abrazo, mis felicitaciones y el deseo de que muchas montañas más sean contorneadas por tu camino... por nuestro camino.